Old Providence y Santa Catalina Islas emergen del corazón del gran Caribe occidental y se elevan hasta los 360 metros sobre el nivel del mar, altura que tiene una de sus más emblemáticas montañas: el Peak.

Están escoltadas por los 33 kilómetros de la tercera barrera arrecifal más importante del mundo y la más viva de todas las existentes. En sus volcánicas montañas se dan cita un sinnúmero de aves, unas endémicas otras migratorias. En sus aguas, reconocidas como el mar de los siete colores, todavía viven en armonía las especies propias del trópico. Sus bosques son ricos en frutas y hierbas medicinales, gastronómicas y aromáticas.

Las islas menores del archipiélago de San Andrés son únicas en Colombia. Pero la riqueza que en ellas se esconde no para ahí. Su más grande tesoro son sus gentes, el pueblo raizal es una mezcla maravillosa de las herencias del pueblo indígena de la costa de la Miskita, del pueblo negro de la África ancestral y del pueblo blanco de la Europa conquistadora que pisó sus tierras como puritanos, piratas, corsarios y bucaneros.

Hoy en día las islas menores son un destino único y sin competencia en el Gran Caribe. El turismo que ofrecen va desde el ecológico hasta el histórico pasando por el de sol y playa, el religioso, el gastronómico, el deportivo, entre otros muchos como el de buceo libre o de pared. Old Providence y Santa Catalina Islas son un remanso de paz. Están separadas por el famoso malecón de los enamorados y siempre dispuestas a atender a propios y extraños.

Old Providence y Santa Catalina no tienen competencia como destino turístico en el gran Caribe. La decisión de su comunidad, en el sentido de desarrollar un turismo sostenible, ha llevado a que toda la industria se desarrolle bajo parámetros muy coherentes con las fortalezas del territorio. El respeto por el un modelo ecoamigable ha sido respetado por los prestadores de servicios turísticos que, en conjunto con los hacedores de oficios ancestrales como la pesca y la agricultura, han logrado una cadena productiva que garantiza la vinculación al turismo del 54% de la población económicamente de las islas.

Como se conoce, las islas fueron fuertemente afectadas, en noviembre de 2020, por el huracán IOTA, un ciclón de intensidad cinco, pero así como el territorio emergen del corazón del Caribe occidental, la comunidad raizal emergió de los escombros para reinventarse y volver a abrir sus generosos brazos a todos aquellos viajeros que quieren vivir una experiencia única.

Old Providence y Santa Catalina reverdecen, renacen, reviven y esa segunda oportunidad en la tierra la quieren compartir con todo aquellos que, o ya las conocen, o tienen el deseo de conocerlas.