La vieja Providencia y la histórica Santa Catalina son dos joyas de origen volcánico, que se elevan hasta los 360 msnm y que están repletas de bosque tropical, inundadas por aguas dulces, preñadas de una exquisita variedad de aves, reptiles pequeños y crustáceos endémicos como el cangrejo negro y que están rodeadas por el mar de los siete colores rico y privilegiado pues a él lo atraviesa la tercera barrera arrecifal más importante del mundo. Para completar la descripción de la condición única de este territorio hay que decir que estas tierras dan albergue a una de las etnias más bellas de Colombia, la raizal.

Las islas menores del archipiélago colombiano de San Andrés son, en consecuencia, una fuente inagotable de actividades que tienen como resultado abrazar la naturaleza y todo lo que ella significa. En Old Providence y Santa Catalina la naturaleza manda.

Decidirse a visitarlas significa estar dispuesto a un encuentro cercano con el mar que se inicia en las pequeñas playas, unas coralinas otras volcánicas, pero todas aptas para recibir un buen baño de sol. Empezando el recorrido playero en la pequeña Santa Catalina, se pueden visitar y gozar en Providencia, las playas de Almond Bay en el sector de Campo; Fresh Water Bay, en el sector del mismo nombre y con la mayor concentración turística; South West Bay, en el sur de la isla, en donde además tiene lugar la tradicional carrera de caballos; Manzanillo Bay, también en el sur de Providencia, pero ya de frente al inicio de la barrera arrecifal que sin lugar a duda es todo un espectáculo.

Ahora, si ese encuentro con el mar quiere ser más cercano todavía, Providencia y Santa Catalina, son el mejor de los destinos para el buceo; cuentan con 8 escuelas de buceo que pueden certificar a los neófitos o guiar a inmersiones extremas a los ya certificados. Se puede realizar todo tipo de buceo, nocturno, diurno, de pared, de observación de tiburones, en fin, todo tipo.

Si el abrazo a la naturaleza se quiere dar en tierra firme, las islas están llenas de senderos maravillosos que no sólo permiten divagar por el bosque seco, sino que permite el avistamiento de aves, reptiles menores, todo tipo de vegetación, en otras palabras, la observación de fauna y flora propia del Caribe.

Las islas cuentan, además, con el Parque Nacional Natural Mcbean Laggoon, que combina tierra y mar. Se puede visitar Cayo Cangrejo, rodear los tres hermanos, todas ellos pequeños cayitos rodeados del verdadero mar de los siete colores o se puede visitar la laguna interna del manglar que, además, se puede caminar.

A las islas también se va a conocer una etnia única, una trilogía de blanco, negro e indígena, que aún conserva toda su cultura intacta. Su gente, su lengua, su religión, su música, sus danzas, su exótica gastronomía son, quizás, la razón más importante por la cual los visitantes y viajeros llegan al territorio insular.

El abrazo a la naturaleza en Providencia y Santa Catalina es un abrazo de verdad verdad.