Desde hace muchos años la comunidad raizal de la Vieja Providencia y la histórica Santa Catalina decidió que los alojamientos turísticos de las islas deberían reflejar la cultura y naturaleza de sus gentes.

Así las cosas, se empezaron a ofrecer las posadas nativas que no son otra cosa que alojamientos al interior de las familias raizales y residentes. Las posadas son una extensión de la familia, en donde cada cuarto es hotel, cada cocina es restaurante y los miembros de la familia se convierten en guías, lancheros y amigos.

Son alojamientos preciosos, rinconcitos muy bien instalados y atendidos que le ofrecen al viajero, al visitante y al turista la oportunidad de mimetizarse dentro de la comunidad y conocer más de cerca las costumbres del territorio insular colombiano.

Las hay para todos los gustos, cerca del mar o empotradas en las montañas. Para solitarios, parejas o familias completas. Se encuentran alrededor de toda la isla de Providencia, así como en Santa Catalina. En términos económicos también ofrecen todo el espectro.

Los alojamientos turísticos que quieren acceder a la clasificación de posadas nativas deben contar con algunos estándares. Por ejemplo, deben respetar la arquitectura isleña, sus manejadores deben ser locales, hablar el creole, cocinar la comida típica, conocer la historia y la geografía del territorio, en fin, deben responder a todas las expectativas de quienes optan por esta opción.

Ahora bien, las islas también cuentan con 14 alojamientos calificados como hoteles, unos responden a la subclasificación de cabañas, otros, construcciones más consolidadas que corresponden a la idea común del hotel. Prestan todos los servicios propios de esta calificación, pero no dejan de ser rinconcitos hermosos en donde los extraños podrán disfrutar de un verdadero tiempo de relajamiento.

Cualquier que sea la decisión del viajero a propósito de su lugar de alojamiento en las islas, una cosa es segura, van a encontrar verdaderos rinconcitos caribeños llenos de singularidad, buena atención, todos los servicios necesarios, higiene y más importante que todo lo anterior, la hospitalidad y amabilidad de los raizales.